Los benandanti by Carlo Ginzburg

Los benandanti by Carlo Ginzburg

autor:Carlo Ginzburg [Ginzburg, Carlo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia, Sociología
editor: ePubLibre
publicado: 1966-01-01T00:00:00+00:00


4. Aun con sus contradicciones, la descripción del sabbat diabólico proporcionada por Sion correspondía en líneas generales a la recurrente en todos los tratados demonológicos. Esta concordancia era subrayada, con un asombro mezclado con una cándida satisfacción intelectual, por don Pietro Martire da Verona. A principios de mayo —pocos días después del primer interrogatorio—, el vicario del inquisidor se había dirigido a él para pedirle que hiciera ir a Udine a Giovanni Sion. Al no disponer en ese momento de alguien que pudiese acompañarlo, don Pietro Martire había albergado por unos días al benandante en su convento. “Lo probamos muy bien aquí en el convento todos estos días —escribía a fray Ludovico da Gualdo el 11 de mayo—, durante los cuales se ha empeñado de buen grado, y me maravillaban sus relatos de lo que le sucedía, y al ver que los contaba conforme a los libros, sin alejarse nunca, y que lo que dice una vez lo sigue repitiendo”. Para obtener esta conformidad con los “libros” habían sido necesarios, como sabemos, más de cincuenta años de esfuerzos por parte de los inquisidores, confesores y predicadores (para limitarnos al clero, que ciertamente había tenido la parte más relevante en esta obra de adecuación de las creencias populares a las formulaciones cultas paralelas); ahora el objetivo casi se había alcanzado.

Por supuesto, la declaración de Sion de haber ido al sabbat no en sueños sino real y corpóreamente imponía nuevos problemas a los inquisidores. El 10 de mayo habían comenzado los interrogatorios a quienes Sion denunció como benandanti y que habían participado en el sabbat con él. Todos, sin embargo, negaban repetidamente las acusaciones de Sion, quien a su vez no se había retractado en absoluto. La confrontación tuvo momentos dramáticos: dirigiéndose a Giuseppe di Moimacco, que continuaba negando su participación en el sabbat, Giovanni Sion exclamó: “¿No te enseñó aún Gerolamo da Villalta el Padre Nuestro al revés como me lo enseñó a mí?; no hay que negarlo porque es verdad, y es así como es”.[15] Pero ni las peroratas de Sion ni las amenazas del inquisidor logran arrancar a los acusados la aceptación de haber participado en el sabbat. Ni siquiera el descubrimiento de las dos cicatrices —o, como afirma Sion, dos estigmas diabólicos— en el cuerpo de dos de los tres campesinos llamados al careo tiene ningún efecto. Los dos son encerrados en prisión, mientras que Sion es dejado de nuevo en libertad con la consigna de mantenerse a disposición de la Inquisición.

A partir de este momento el proceso toma otro camino. Fray Ludovico da Gualdo comienza a investigar a una de las brujas que Sion acusó de homicidio: Grisola. Resulta que mucha gente sospechaba que hacía maleficios y sortilegios, nada más. En cierto punto, sin embargo, los interrogatorios se interrumpen, y el inquisidor, al ver las numerosas lagunas y vacíos del proceso seguido hasta ahí, decide ir a Cividale, con la autorización del patriarca, para repetir el examen de los testigos y tomar personalmente el proceso en sus manos.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.